Bettyna Salazar, ‘Olga Sana’, recuerda el infierno que vivió cuando le detectaron cáncer de mama. Ahora que es una sobreviviente, apoya a otras mujeres en su lucha contra la enfermedad.
De la pluma de Ricardo Escobar.
Bettyna Salazar, mejor conocida como ‘Olga Sana’, siempre dibuja en su rostro una sonrisa y vive de hacer reír. Sin embargo, muy pocos saben el infierno que sufrió al padecer cáncer de mama. Hoy, la actriz abre la caja de sus recuerdos a manera de prevención para otras mujeres.
«El cáncer de mama sí me dio una arrastradota, como cuando estás en la orilla del mar y te quieres parar y te arrastra. Pero aquí estamos, después de ocho años«.
Una pequeña protuberancia en el seno, cambió su vida. «Estaba en un show, y me dan una tarjeta, como me iba ya a subir al escenario, me la guardo y me la tocó la bolita, pero pensé que era de grasa, no fui al doctor. El cáncer, como a los dos meses camina, ya era una bolota, rapidísimo, traía aquí una pera. Una pera y sí me asusté».
Un mal diagnóstico haría de esta experiencia un calvario
Al principio, le dijeron que no era cáncer. «Me hacen la biopsia, de piquete y me dicen ‘es benigno pero, vamos a sacarlo, no te preocupes’. Salgo de la cirugía y una enfermera, o alguien de la sala de recuperación, me despertó muy feo, me dijo ‘su tumor salió positivo, ahorita viene el doctor’. Me dejo temblando, como perrito, me dijo que el tumor tenía un lado benigno y uno maligno, y el piquete había salido del lado benigno«.
-Los tratamientos oncológicos son carísimos…
«Todo peso sumamaba, yo seguía dando shows, mi mamá bordaba toallas, mi hija hacía galletas, todo mundo ayudando. Llegó la quinta quimio y ya no había de donde sacar y entonces voy y saco el seguro popular y el FUCAM, me empiezan a atender de manera gratuita. Empiezo quimios y luego me quitaron el seno, y así fue, gracias a FUCAM, que estoy viva».
Bettyna hace conciencia, y a través de unas pulseras y collares, apoya a otras mujeres. «Yo las hago, y unas pulseritas que ahorita se me terminaron. En mis shows los vendo, para comprarles pelucas a las señoras que están pasando por quimioterapia, porque hay personas que les duele mucho perder su cabello».
Es Bettyna Salazar, una guerrera y sobreviviente del cáncer, que ha ocultado su dolor a través de una sonrisa.
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